Trastornos del sueño

En ocasiones, estos pacientes muestran síntomas de lo que se denomina inversión de la pauta del sueño (despiertos la mayor parte de la noche y dormidos durante el día). Este trastorno se une a la desorientación general del paciente sobre todo la temporal que provoca que la persona se despierte sin tener conciencia de la hora y el lugar donde se encuentra. Son muchos los motivos que originan esta alteración, desde cambios de medicación, modificaciones en el ambiente, la propia enfermedad, las manifestaciones depresivas o al tipo de vida que lleve el enfermo. El paciente suele dormir mal por las noches en todas las fases de la enfermedad, siendo este uno de los problemas que más desazón causa a los cuidadores.

La recuperación de un adecuado patrón de sueño nocturno es una tarea difícil y generalmente con poco éxito; no obstante se deben poner en marcha las siguientes acciones:

  • Hacerle sentir que siempre habrá alguien a su lado para acompañarle y ayudarle. 
  • Procurar que tenga debidamente satisfechas el resto de sus necesidades básicas: alimentación, eliminación, higiene, vestido, comunicación, entretenimiento, etc..
  • Intentar que se acueste limpio, agradablemente cansado, sin hambre, con ropa cómoda y adecuada, en una cama confortable, rodeado de un ambiente sin factores distorsionantes, etc.
  • Realizar cada día higiene del sueño, haciendo del momento de dormir un rito rutinario: misma hora, igual proceso, etc.
  • Procurar un ambiente que invite al descanso: música tranquilizante, relajación, leerle un rato, contarle o dejarle que te cuente alguna historia, etc.
  • Hacer que permanezca en la cama siempre el mismo tiempo aunque no esté durmiendo y establecer también una rutina para que se levante.
  • Evitar periodos de dormir durante el día de más de 30 minutos
  • Si se levanta desorientado a media noche y decide la realización de un actividad que no son propias ni del lugar ni de la hora (hacer la maleta para irse a su casa, irse a la cocina a comer, vestirse para salir, etc.) no intentar razonar acerca de lo inadecuado de su proceder, entretenerlo con alguna otra actividad e intentar la vuelva a la cama. Si permanece el empeño dejar hacer y controlar a distancia, así como extremar las medidas de seguridad: cerrojos en puertas y ventanas, rejas en sitios peligrosos, etc. En estas circunstancias mantener la tranquilidad.
  • A la hora de dormir demostrar seguridad y afectividad. • En relación a la alimentación, procurar cenas ligeras, evitar bebidas excitantes.
  • Evitar las barreras arquitectónicas que pudieran generar accidentes si se levanta por la noche. Procurar un ambiente confortable en la habitación

 

Trastornos del comportamiento

Los más frecuentes son la agresividad, repetición de palabras y acciones, alucinaciones, apatía, inactividad, delirios, vagabundeos etc. Este tipo de manifestaciones siempre deben interpretarse como síntomas propios de la enfermedad. Constituyen la principal fuente de sobrecarga para los cuidadores y son la causa más frecuente de institucionalización precoz, con el consiguiente impacto emocional para los familiares y socio-económico.

Es importante resaltar que la evaluación detallada y minuciosa de cada uno de los síntomas permitirá siempre una orientación terapéutica más específica y eficaz. El primer paso consiste en la información adecuada y completa al cuidador personas mayores y formarlo en la aplicación de estrategias diversas con las que poder afrontar y paliar las repercusiones de los trastornos de conducta y síntomas psicológicos.

  • Tener en cuenta que estos trastornos no se realizan de forma intencionada y que en ocasiones las técnicas de modificación de conducta, si se realizan de forma sistemática, consiguen disminuir estas alteraciones.
  • En todos los casos las pautas a seguir para conseguir disminuir estos síntomas estarán enfocadas a tranquilizar al paciente y desviar la atención a otras tareas.
  • Lo más importante es nunca regañar ni gritar y hablar con tono de voz tranquilo.
  • Evitar las situaciones que generan dichas alteraciones e intentar mantener las rutinas y las actividades diarias.
  • Utilizar medidas de seguridad y protección que eviten los riesgos de padecer accidentes.
  • La actividad física regular controlada, ayudará a disminuir los trastornos del comportamiento.
  • Consultar con el médico ante la persistencia de los síntomas 
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