En la actualidad existen tan solo tres estudios en los que se haya utilizado la estimulación transcraneal directa en una muestra de participantes con EA.
En el estudio pionero de Ferrucci los autores aplicaron tres sesiones de estimulación a 10 pacientes diagnosticados por EA probable en fase ligera, sobre regiones temporoparietales bilaterales (usando dos estimuladores al mismo tiempo). La estimulación podía ser anódica, catódica, o placebo, colocando el electrodo de referencia sobre el músculo deltoides derecho /cátodo en la estimulación anódica y ánodo en la estimulación catódica bilaterales). Las sesiones tenían una duración de 15 minutos cada una, y en el caso de las sesiones con estimulación anódica y catódica la intensidad de corriente fue de 1,5 mA.
Antes de la estimulación, y 30 minutos después de dichas sesiones, los pacientes realizaban taras de reconocimiento de palabras (memoria episódica) y de atención visual. Los participantes mostraron un mejor rendimiento tras la estimulación anódica, un peor rendimiento tras la estimulación catódica y ningún cambio tras la estimulación placebo, en el area de reconocimiento de palabras. Al mismo tiempo, los tes tipos de estimulación no influyeron en el rendimiento de los participantes en la tarea de atención visual. Estos resultados llevaron a los autores a resaltar los potenciales beneficios de la estimulación anódica sobre regiones temporoparietales en la consolidación de información en memoria episódica.
Diez participantes con EA (seis en fase ligera, uno en fase moderada y tres en fase severa) pasaron por tres condiciones experimentales, en el estudio de Boggio, Khoury: estimulación anódica sobre la corteza prefrontal dorsolateral izquierda (situando un electrodo sobre la localización F7 del sistema internacional 10-20), estimulación anódica sobre la corteza temporal izquierda (situando un electrodo sobre la localización T7 del sistema internacional 10-20) y estimulación placebo. En las dos primeras condiciones, el cátodo, se situó en la región supraorbital derecha (Fp2), y la estimulación empleada tenía una intensidad de 2mA y una duración de 3o minutos.
Todos los participantes realizaron tres sesiones de cada tipo de estimulación, en las que se realizaban una de las tres tareas:
1) La tarea de reconocimiento visual (memoria episódica) consistía en una fase de adquisición, en la que se presentaban de dos a ocho imágenes de personas, animales y objetos durante 10 segundos, y una fase de reconocimiento, en la que se presentaba una imagen y el paciente debía responder si dicha imagen se encontraba o no entre las imágenes de la fase de adquisición.
2) La tarea Stroop (atención/funciones ejecutivas) consistía en la lectura de nombres de colores escritos en tintas de color que podían coincidir o no con el color al que se refiería la palabra
3) Finalmente, la tarea de secuencia de dígitos (memoria de trabajo) consistía en la repetición de secuencias de números en orden directo e inverso. En todas las sesiones, la estimulación comenzaba 10 minutos antes de la realización de la tarea, y se mantenía hasta la finalización de la prueba.
Los resultados pusieron de manifesto que tanto la estimulación anódica sobre regiones prefrontales como sobre regiones temporales izquierdas provocaba una mejora en el rendimiento en la tarea de reconocimiento visual, mientras que no se obtuvo ninguna mejora en las tareas de memoria de trabajo y funciones ejecutivas, al igual que al utilizar estimulación placebo. Nuevamente, los resultados apuntaban a un potencial uso terapéutico de la estimulación anódica en las citadas localizaciones sobre la consolidación de información en memoria episódica.
En el estudio mas reciente, Boggio tenían como objetivo comprobar el efecto a largo plazo de la estimulación anódica en la memoria episódica de 15 enfermos de alzheimer en fase ligera y moderada tras la repetición de varias sesiones de estimulación bilateral sobre localizaciones temporales (posiones T3 y T4 del Sistema Internacional 10-20) con el electrodo de referencia (cátodo) situado en el deltoides derecho.
Los autores emplearon nuevamente la tarea de reconocimiento visual descrita anteriormente y una tarea de atención visual con señalización, en la que los participantes debían responder en función de la localización de una estímulo, presentándose antes un estímulo señal que podía indicar de manera congruente o incongruente la posición en la que iba a aparecer el estímulo diana.
El primer día, los participantes realizaron las tareas para poder establecer una línea base con su rendimiento cognitivo. Ese mismo día, los participantes recibían una primera sesión de estimulación anódica, con una intensidad de 2mA durante 30 minutos, o bien una sesión de estimulación placebo. Durante los cuatro días siguientes, los participantes recibieron una nueva sesión diaria de estimulación con los mismos parámetros que en la primera sesión. Al final de la quinta sesión de estimulación se valoraba nuevamente el rendimiento cognitivo utilizando la tarea de reconocimiento visual y la tarea de atención visual. Los participantes fueron nuevamente evaluados con estas tareas una semana y un mes después, para poder contrastar si los posibles cambios en el rendimiento de las tareas de mantenían tiempo después de la estimulación transcraneal directa.
Al igual que en el estudio previo, la estimulación anódica durante cinco sesiones de localizaciones temporales, bilaterlaes estaba asociada a un incremento del rendimientos en la tarea de reconocimiento visual, mejora que persistió durante 4 semanas después de la última sesión de estimulación. Sin embargo, no se encontraron mejoras en el rendimiento en la tarea de atención visual, así como en ninguna de las dos tareas tras las sesiones de estimulación placebo. Por tanto, este estudio constituye unas primera prueba de efectos beneficiosos a largo plazo de la estimulación repetida mediante estimulación transcraneal por corriente directa en pacientes con enfermedad de Alzheimer