Buenos días a
Nos hacemos eco de la noticia publicada el pasado día 21 de septiembre en La Gaceta de Salamanca sobre uno de los proyectos en los que participa el grupo de investigación de neurociencia y cognición al que pertenen nuestro claustro y en concreto Emma Rodero Doctora en la Universidad Pompeu Fabra.
Texto: Rosa Barrios
La voz es la herramienta de trabajo de Emma Rodero. Hace años su voz informaba a los salmantinos de las noticias de la ciudad desde la radio y a la vez enseñaba a los futuros periodistas a cómo utilizarla para que sus mensajes llegaran más y mejor a los oyentes. En la actualidad, esta salmantina es catedrática de Psicología de los Medios y Neucomunicación de la Universidad Pompeu Fabra y es la responsable del Media Psychology Lab, desde donde dirige un estudio pionero que facilitará la comunicación entre cuidadores y enfermos de alzhéimer. “Variaciones prosódicas para mejorar la respuesta cognitiva y la interacción comunicativa de los enfermos de Alzheimer con sus cuidadores” es el nombre del proyecto cuyo objetivo es analizar si los pacientes de Alzheimer son sensibles a las variaciones del tono, intensidad o duración del habla de los mensajes que reciben. Un estudio pionero, ya que hasta ahora se había analizado cómo se reduce la capacidad comunicativa de los enfermos, pero no cómo reaccionan a la comunicación, financiado Ministerio de Ciencia e Innovación y dirigido desde la Universidad Pompeu Fabra. En él participan además la USAL y la Universidad Autónoma de Barcelona.
Una investigación que tiene grandes aplicaciones prácticas, porque tanto los cuidadores como los familiares de una persona con alzhéimer no tienen herramientas para comunicarse con ellos. Así lo han asegurado en la primera fase de este proyecto, en la que se les planteaba cuánto de importante es la comunicación y cómo consideraban que era la mejor forma de hablar a un enfermo. “La mayoría advierten que hay un déficit de preparación, que nadie les enseña a cómo tratarles”, asegura Emma Rodero.
Tras esa fase del estudio, comenzó la experimental, la que les ha permitido medir la respuesta fisiológica a la comunicación. “Unos electrodos nos permiten medir el ritmo cardiaco y el sistema nervioso, eso nos mide su respuesta emocional y su atención a los mensajes que les llegan”, asegura Rodero. “En los mensajes hay de todo, cambios de tono, de intensidad, cambios de ritmo y de pronunciación, mensajes con una actitud muy paternalista o con tensión y sin tensión en la voz”, afirma. Una fase que se realizó mayoritariamente en Salamanca ya que contaron con la colaboración del CRE Alzhéimer, ubicado en la ciudad salmantina y la Asociación de Enfermos de Alzhéimer Salamanca. “Hicimos entrevistas del estudio experimental en el Laboratorio, pero tanto el CREA como la AFA nos consiguieron muchísimos voluntarios para hacer el trabajo del campo, así que la mayor parte del experimento lo hemos hecho en la AFA Salamanca, que es una ayuda inestimable. Los familiares están muy interesados en esto y nos lo han demostrado colaborando”, asegura Emma.
Tras hacer este trabajo, llegan las conclusiones. “Hay cosas que, aunque parezca obvio decirlas, son importantes porque ya no puedes hablar a tu padre o tu madre como siempre lo habías hecho”, asegura Emma que añade que las estrategias que mejor funcionan para tratar con enfermos de alzhéimer son “hablar de manera tranquila, cariñosa. Marcarles con la entonación la palabra que más interesa que asuman, funciona muy bien la sobre articulación y la entonación. A nadie le gusta que le hablen monótono, pero a ellos menos. La intensidad alta tampoco funciona ni la velocidad rápida porque no les da tiempo a entender el mensaje”. Estas conclusiones, que son solo una parte de todo lo que ha permitido conocer este estudio, se van a plasmar en una web donde habrá un test auditivo para que cualquier persona, sin electrodos, pueda ver cómo reacciona a un mensaje. También se pondrán los resultados y cuenta con recursos para los cuidadores. Además, desde el Laboratorio van a preparar un curso para residencias, dirigido a cuidadores profesionales y también a las asociaciones de familiares de alzhéimer, que también necesitan orientación porque se quejan de que no tienen nada de formación. “La comunicación se deja de lado en la formación, se atiende fundamentalmente el tema sanitario, pero es muy importante, porque de cómo les hables depende la respuesta, su reacción. El estado emocional de un enfermo de alzhéimer hace que se enfade con frecuencia y con esto se puede paliar esta respuesta”, concluye Emma Rodero.
Un trabajo que permitirá que los familiares y cuidadores usen la voz, esa herramienta que Emma conoce tan bien, para tener un día a día más sencillo y poder comunicarse con cada enfermo.
Buenos días a
De nuevo os pedimos vuestra colaboración
Desde el grupo de Investigación “Neurofisiología, Cognición y Conducta de la Universidad de Salamanca ( http://www.neurocienciaycognicion.es )” colaboradores de los Tiítulos en Demencias y Alzheimer de la Universddad de Salamanca, estamos realizando una investigación sobre el estado de la Accesibilidad Cognitiva en Salamanca.
Pretendemos analizar y buscar soluciones a las barreras cognitivas que dan problemas a las personas con alguna Discapacidad o Demencia.
Con las barreras físicas se ha mejorado mucho. Pero con las barreras cognitivas no tanto. Las llamamos problemas de Accesibilidad Cognitiva. Nos sería de gran ayuda que respondieras a esta encuesta si eres una personas con alguna Discapacidad Cognitiva o psicológica o si eres cuidador profesional o informal (padres, tutores, cuidadores profesionales o amigos) de alguna persona con discapacidad cognitiva o demencia. Se trata de responder a preguntas sobre los problemas habituales que se encuentra en la ciudad usted (si tiene algún tipo de problema cognitivo o psicológico) o alguna persona a la que cuida.
Os adjunto aquí el enlace a la encuesta: https://forms.gle/GSUdHKHuWZzyS8878
Muchas gracias de antemano
Buenos días a tod@s
Desde la Facultad de Psicología de la Universidad de Salamanca estamos realizando un estudio para conocer la manera en que se comunica la familia y los cuidadores con la persona que padece Alzheimer.
Forma parte de una investigación financiada dentro del Programa Estatal de I+D+i del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades (CSO2017-83432-R) en el que participan la Universidad Autónoma de Barcelona, la Universidad de Salamanca, la Universidad de Murcia y el Centro de Referencia de Enfermos de Alzheimer.
Necesitamos familiares, allegados o personas que colaboren en el cuidado de la persona con Alzheimer, pero que no sean personal cualificado.
La participación en este estudio es voluntaria y puede abandonar el cuestionario en cualquier momento. Los resultados de esta investigación serán anónimos y utilizados únicamente para propósitos científicos. Para cualquier pregunta o comentario sobre el estudio, puedes contactar conmigo en: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. .
Al cuestionario se accede pinchando en:
Cuidadores de personas con Alzheimer
Muchas gracias por tu importante colaboración con el etudio en mejorar la vida de las personas con Enfermedad de Alzheimer
Continuando con la serie de artículos relacionados con la estimulación y el mantenimiento funcional, hoy hablamos sobre como debemos adecuar el hogar para el paciente.
Organizar el espacio para disminuir los riesgos de accidentes, facilitar el desarrollo de su vida diaria y facilitar la tarea del cuidador. Esto se debe hacer de forma gradual, evitando las transformaciones bruscas, que puedan acrecentar el sentimiento de inseguridad del enfermo. Las indicaciones que se ofrecen, siempre son orientativas y es el cuidador, quien, conociendo al paciente, el que las debe considerar y adaptar según el nivel de autonomía de éste.
Adecuación del espacio
• El espacio donde vive debe estar libre de muebles, objetos y adornos que puedan provocar caídas.
• Conservar los objetos de uso cotidiano siempre en el mismo sitio, para evitar la confusión.
• Utilizar carteles con dibujos sencillos para indicar su habitación, cama, cuarto de baño y flechas para señalizar los recorridos.
• Poner relojes y calendarios visibles para que se oriente en el tiempo
• Quitar los adornos y objetos que puedan desorientarlo.
• Instalar en el dormitorio una luz nocturna permanente para evitar caídas si se despierta durante la noche.
• Cubrir o quitar los espejos, pues el enfermo puede asustarse al ver su ima gen y no reconocerla.
• Quitar o fijar alfombras para evitar tropiezos.
• Evitar cables eléctricos que entorpezcan el paso, y crucen habitaciones.
Evitar riesgos y accidentes en cocina y baño
Hay que tener un cuidado especial en estas zonas de la casa, ya que suelen ser en las que más riesgo existe y mayor número de accidentes se producen.
• Evitar pavimentos resbaladizos, tener en cuenta que los suelos antideslizantes, pueden ser deslizantes si se derrama agua, aceite o talco.
• Situar los productos tóxicos y objetos punzantes fuera del alcance, bajo llave.
• Prestar atención a la llave del gas, y tenerla cerrada mientras no se cocina.
• Utilizar utensilios de plástico, son menos peligrosos y no se rompen.
• En el cuarto de baño son más aconsejables los grifos de dos salidas, ya que los identifican más fácilmente.
• Poner antideslizantes en el suelo de la ducha o bañera. La alfombra sólo debe ponerse en el momento de salir de la bañera y tienen que ser de material absorbente para evitar charcos.
• Instalar asideros de seguridad de material rugoso y colores llamativos.
• Cubrir los enchufes y evitar el acceso a los botiquines.
Existe una gran diversidad de comportamientos y síntomas en la Enfermedad de Alzheimer (EA). Actualmente no hay forma de predecir la progresión y cambios exactos que van a ocurrir. No obstante, sabemos que muchos de estos cambios constituirán un problema para quienes cuidan al enfermo. Por tanto, el conocimiento y la prevención son críticos para conseguir mantener la autonomía y reducir algunos riesgos en estos enfermos.
Las personas con EA tienen problemas de memoria e impedimentos cognoscitivos (dificultad para pensar y razonar). En ocasiones no tendrán capacidad para cuidar de si mismos. Pueden experimentar confusión, dificultades para seguir instrucciones, cambios de personalidad y comportamiento. Por ejemplo, pueden estar agitados, irritables o muy pasivos, en algunos casos deambular fuera del domicilio y perderse. Es posible que no vean la diferencia entre el día y la noche, y que se levanten, se vistan y salgan de la casa en medio de la noche, convencidos de que el día acaba de comenzar, etc.. Todas estas incapacidades son muy difíciles, no sólo para ellos, sino también para quien les cuida y sus seres queridos. Esta enfermedad provoca un deterioro de la calidad de vida del enfermo y de su entorno familiar, lo que conlleva grandes dificultades de convivencia
Cuidar a un paciente con demencia es un reto enorme. Se necesita tener paciencia, creatividad y conocimientos sobre la enfermedad, así ayudarán a mejorar la calidad de vida tanto de las personas a las que atienden como la propia. En la Enfermedad de Alzheimer, el tratamiento no farmacológico resulta de vital importancia.
Los enfermos de Alzheimer son especialmente sensibles al clima existente a su alrededor. Un entorno adaptado favorece su funcionamiento diario y el de su cuidador. La vivienda sin un grado mínimo de accesibilidad también puede ser sinónimo de aislamiento, inseguridad o malestar. Con las modificaciones se persigue aumentar la independencia, facilitar la realización de las Actividades Básicas de la Vida Diaria (ABVD), aumentar la seguridad y prevenir accidentes.
Hay que adaptar el ambiente a las capacidades del enfermo y no al contrario.Se recomienda:
Crear un ambiente estable, sencillo y rutinario
• El entorno debe ser sencillo, estable y seguro para protegerlos, facilitar la autonomía y hacer más agradable su vida y la de sus cuidadores.
• Es importante que la casa sea sencilla y personal.
• No hacer cambios bruscos en su entorno.
• Las adaptaciones se deben hacer de forma progresiva, y siempre dándoles explicaciones sencillas.
• La rutina debe ser la base de sus actividades, ya que, puede contribuir a mantener e incluso mejorar las habilidades del enfermo de Alzheimer, dándole mayor seguridad y autonomía.
• Dejar siempre en el mismo lugar los objetos personales. Ambiente familiar
• Tener en lugares visibles fotos de familiares y lugares frecuentados.
• Mantener un tono de voz tranquilo, no discutir con el, ya que esto solo le causará confusión y tensión.
• Evitar sitios donde haya mucha gente o desconocidos, es necesario mantener un ambiente tranquilo que no les altere.
• El humor de las personas que le rodean tiene un efecto directo sobre el estado de ánimo del enfermo.
• Los objetos personales, recuerdos, les ayudan a saber quienes son y dónde están y permanecer en contacto con la realidad del día a día.
Adoptar una actitud positiva y adecuada que facilite la relación
• Tener en cuenta, que son personas con sentimientos y derechos.
• No hablar de él ante otras personas, mantener su dignidad. Su enfermedad les limita para comunicarse y por lo tanto para relacionarse con su entorno, sin embargo escuchan, sienten y pueden tener momentos de lucidez y lo que se diga o haga les puede alterar.
• Respetar sus costumbres y gustos.
• Tener paciencia, darles la oportunidad de hacer las cosas solos.
• No regañarles ni avergonzarles delante de otras personas.
Estimados amigos
Os invitamos a participar en el curso online de "Comunicación con el enfermo de alzheimer y adaptación al entorno".
El curso consta de dos módulos:
El curso tiene una duración de 51 horas dando comienzo el próximo 21 de marzo hasta el 3 de abril.
Durante estas semanas tendrán lugar dos seminarios online impartidos por
El curso se podrá seguir de online. Las sesiones online/presenciales tendrán lugar los días 26 de marzo y 2 de abril.
El finalizar el curso se obtiene un diploma de la Universidad de Salamanca que acredita con 2 créditos de formación especifica, válido para presentar en oposiciones como méritos académicos y para convalidar por créditos de libre disposición además de por supuesto como méritos curriculares.
Los interesados en formalizar su matrícula deben dirigirse el Centro de Formación Permanente de la Universidad de Salamanca (haga click aquí)
Si deseas más información puedes ponerte en contacto con nosotros en el correo Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. o en el teléfono 677 860 126.
Un saludo
Se trata sin duda de uno de los síntomas peor soportados por el entorno del demente (familia y sociedad). Además son vivenciados de una forma especialmente catastrofista, denigrante y humillante. Al mismo tiempo constituyen un factor pronóstico de primer orden para la institucionalización. Generalmente, aparecen en fases leves y moderadas de la enfermedad, es decir al inicio y etapa intermedia, desapareciendo en las últimas fases en las que el grado de deterioro global es tan alto que no tienen capacidad para su expresión. Los síntomas conductuales pueden ser muy variados y floridos, adquiriendo una prevalencia elevada.
1.- Delirios
Son trastornos del pensamiento en los que se expresa una idea o realidad errónea o imposible. Existe una pérdida del contacto con la realidad y por tanto no debe pretenderse convencer al individuo de su error, ya que éste no lo percibe. Su frecuencia varía según las series consultadas, sin embargo como promedios podrían cifrarse en torno al 25-75 %. Se observan con más frecuencia dentro del ámbito institucional, y esto obedece a que efectivamente los casos más dificultosos en su manejo son derivados a este medio (ya hemos referido que son un predictor de institucionalización). Por lo general los delirios del demente no suelen tener un grado de estructuración y elaboración tan complejos como los de otras patologías psiquiátricas. Suelen acompañarse de otras manifestaciones, destacando la agresividad tanto verbal como física. Son temas recurrentes de delirios: robo, infidelidad, celos, impostores, suplantaciones, etc.
2.- Alucinaciones
Son percepciones sensoriales (visuales, auditivas, olfatorias, etc.) anómalas, que no han tenido lugar en la realidad, pero que el individuo las percibe como ciertas. La afectación de los órganos de los sentidos que acontece en el envejecimiento, predispone hacia éstas. Pueden llegar a presentar tasas entre el 15-50 %, con mayor predominio de las visuales, seguidas de las auditivas. A medida que progresa la enfermedad van haciendo aparición y se consolidan las alucinaciones siendo más frecuentes en la etapa media-avanzada de la enfermedad.
3.- Anomalías en el reconocimiento (Falsas identificaciones)
Consisten en identificaciones erróneas de personas u objetos. Se trata de actos de difícil definición ya que pueden quedar enmascarados por las agnosias así como por los delirios y alucinaciones. Aparecen en el 25-50 % de los dementes en algún momento de su evolución. Las variedades que pueden darse son múltiples: - Falsos Reconocimientos de Familiares = Prosopagnosias (confunde al marido con el hijo o con su padre, etc.) - Fantasmas en el domicilio - Relación con los espejos
4.- Trastornos de la personalidad
Probablemente, se trate del síntoma más prevalente de las demencias; apareciendo en el 95 % de los casos. En su génesis intervienen la dificultad que presenta el sujeto para adaptarse a situaciones de la vida diaria y las respuestas descoordinadas de éstos. Aparecen en estadios precoces, siendo a veces la primera señal de alarma de la enfermedad. Los dementes se vuelven más intransigentes, más rígidos y rudos, con agitación y agresividad, etc.; otras veces se tornan apáticos, retraídos, con tendencia a la desinhibición, egocéntricos. Pierden el interés por sí mismos y por el entorno, abandonan el aseo, afeitado, dejan de arreglarse, se visten desaliñadamente y con ropa sucia, etc.
5.- Trastornos en el comportamiento
Vagabundeo o Erratismo: Se denomina así a la tendencia al paseo errático y sin rumbo que presentan los dementes. “parece como si buscasen algo o a alguien”. Se exacerba por las noches como consecuencia de la desorientación nocturna. Constituye una fuente de riesgos apreciable en forma de caídas, accidentes, etc.; así como un foco de estrés de los cuidadores y familiares. Aparece en torno al 60 % de los dementes. No tienen un tratamiento específico, ahora bien, debemos evitar reprimir esta tendencia mediante sujeciones u otros artilugios, ya que aumentan el nivel de excitación y ansiedad. Por el contrario deben favorecerse mediante pistas para erráticos con medidas de seguridad en centros institucionales.
Inquietud o Agitación Psicomotriz: Denominamos como tal a aquella situación en la que el paciente precisa estar moviéndose continuamente o manipulando objetos. A veces se acompaña de otras alteraciones que lo exacerban como ansiedad, insomnio, etc. Aparece en fases intermedias y avanzadas de la enfermedad.
Agresividad: Puede ser verbal manifestada en forma de hostilidad, insultos y gritos; o bien física contra el entorno o contra sí mismos. Puede aparecer en cualquier fase de la enfermedad, aunque probablemente sea más típica de la fase intermedia o moderada. Suele originar graves problemas en el manejo de estos pacientes, hasta el punto que constituye el primer determinante de institucionalización. Evolucionan por brotes a lo largo de la enfermedad. Sin embargo esto no debe hacernos caer en la dejadez y no chequear causas añadidas de irritabilidad como dolores, infecciones, etc., de las cuales el demente no puede advertirnos.
Disfunciones Sexuales: En los dementes son frecuentes y pueden tener un amplio abanico de presentación desde la apatía, al exhibicionismo, tocamientos, actividad sexual compulsiva, cambio en la apetencia de sexo, etc.
Trastornos del Apetito: Del mismo modo encontramos situaciones que pueden ir desde la anorexia extrema a la bulimia más compulsiva. Incluso en un mismo enfermo se pueden alternar ambas.
Depresión: La demencia multiplica el riesgo de padecer una depresión en 3-4 veces. Así, es fácil encontrar prevalencias de depresión en dementes que sobrepasan las cifras del 30-50 %. Aparece en fases iniciales de la enfermedad, cuando el sujeto percibe sus fallos y lagunas. Además, corrobora la teoría esbozada de la conservación neuronal (es necesario conservar un nivel mínimo, para poder llegar a deprimirse). Por otra parte, parece que también en los dementes se producen modificaciones en los neurotransmisores. La depresión en el demente ha de chequearse de forma sistemática, ya que podría pasar desapercibida por la falta de queja del propio paciente.
Insomnio: Es un trastorno habitual en los dementes. Sin embargo no todos los autores lo entienden como insomnio sino que algunos lo interpretan como una incapacidad para mantener el sueño o alteración del ritmo nictameral. Contribuyen a ello la citada desorientación nocturna así como la irritabilidad y agitación que les produce la noche.
Trastornos del sueño
En ocasiones, estos pacientes muestran síntomas de lo que se denomina inversión de la pauta del sueño (despiertos la mayor parte de la noche y dormidos durante el día). Este trastorno se une a la desorientación general del paciente sobre todo la temporal que provoca que la persona se despierte sin tener conciencia de la hora y el lugar donde se encuentra. Son muchos los motivos que originan esta alteración, desde cambios de medicación, modificaciones en el ambiente, la propia enfermedad, las manifestaciones depresivas o al tipo de vida que lleve el enfermo. El paciente suele dormir mal por las noches en todas las fases de la enfermedad, siendo este uno de los problemas que más desazón causa a los cuidadores.
La recuperación de un adecuado patrón de sueño nocturno es una tarea difícil y generalmente con poco éxito; no obstante se deben poner en marcha las siguientes acciones:
Trastornos del comportamiento
Los más frecuentes son la agresividad, repetición de palabras y acciones, alucinaciones, apatía, inactividad, delirios, vagabundeos etc. Este tipo de manifestaciones siempre deben interpretarse como síntomas propios de la enfermedad. Constituyen la principal fuente de sobrecarga para los cuidadores y son la causa más frecuente de institucionalización precoz, con el consiguiente impacto emocional para los familiares y socio-económico.
Es importante resaltar que la evaluación detallada y minuciosa de cada uno de los síntomas permitirá siempre una orientación terapéutica más específica y eficaz. El primer paso consiste en la información adecuada y completa al cuidador personas mayores y formarlo en la aplicación de estrategias diversas con las que poder afrontar y paliar las repercusiones de los trastornos de conducta y síntomas psicológicos.
Para poder valorar adecuadamente el impacto personal y familiar que la atención a este tipo de enfermos produce, hay que tener en cuenta que, en el caso de las demencias, se trata de enfermedades neurodegenerativas crónicas, incurables, cuyos síntomas se agravaran con el paso del tiempo, por lo que cada vez es mayor la dependencia de sus cuidadores y exige una dedicación más exclusiva. Frecuentemente, en el inicio del cuidado, la persona que presta la atención, aún no es plenamente consciente de que es el miembro sobre el que va a recaer la mayor parte del esfuerzo y responsabilidades del cuidado, y tampoco de que probablemente se trate de una situación que requerirá cuidados prolongados a largo plazo, lo que implicara un progresivo aumento de dedicación en tiempo y energía. De forma, muchas veces inconsciente, la persona poco a poco va integrando su nuevo papel de cuidador/a en su vida diaria.
La familia es la que más sufre las consecuencias de la enfermedad y su carga es psicológica, económica y social. En la mayoría de las familias es una única persona la que asume la mayor parte de la responsabilidad de los cuidados, que suelen ser mujeres. Esto es debido a que la educación recibida, favorece la idea de que la mujer está mejor preparada que el hombre para el cuidado, ya que tiene más capacidad de abnegación y sufrimiento. A pesar de ello, se puede afirmar que cada vez es mayor el numero los hombres que participan en el cuidado de las personas mayores bien como cuidadores principales o bien como ayudantes de las cuidadoras principales, lo que significa un cambio progresivo de esta situación.
El proceso de adquisición del papel o rol de cuidador, que será más o menos largo en función de múltiples factores, es un papel clave porque influirá en la forma en que se presten los cuidados y en cómo se sientan los cuidadores.
Los motivos por los que se va a atender a una persona mayor son básicos a la hora de afrontar su cuidado. Deberían de ser motivos altruistas, familiares, de reciprocidad, de gratitud y de estima, en definitiva motivación de cariño y de amistad. En la actualidad la situación de crisis en que nos hayamos inmersos, hace que muchas veces sean motivos económicos los que influyen en la permanencia de nuestros mayores en el ámbito familiar. Cuando esto se produce suele ser frecuente que la aplicación de los cuidados no sea todo lo idónea que debería ser. Los profesionales deben valorar estas situaciones y mentalizar a las familias de las necesidades reales del enfermo. Para prevenir el síndrome del cuidador resulta esencial prestar apoyo a los cuidadores, ayudarles a cuidar y cuidarse mejor. Hasta la fecha se han desarrollado distintos tipos de intervenciones, con objetivos diversos: programas psicoeducativos, servicios de respiro, grupos de ayuda mutua,… siendo los programas psicoterapéuticos los que mejores resultados han obtenido en la mejora del estado emocional del cuidador, si bien éstos han sido en todo caso modestos.
Una serie de propuestas útiles para que el cuidador se cuide son:
Cuando nos encontramos con pacientes con deterioro cognitivo, el plan de intervención nutricional debe incluir no sólo recomendaciones sobre el aporte de energía y nutrientes para el enfermo, sino también toda la información, formación y sugerencias para los cuidadores, que deben ser capaces de llevar a la práctica el programa de nutrición bajo la supervisión constante de un equipo sanitario, y de responder a los preocupantes problemas que irán apareciendo en relación a la alimentación a medida que progrese la enfermedad. Es el cuidador, quien mejor puede atender a la evolución del paciente, ya que es el primero en observar los cambios que vayan apareciendo.
A todos los factores propios de la vejez ,tenemos que sumar en los pacientes con EA una pésima actitud hacia la comida condicionada por su deterioro funcional y cognitivo y la pérdida de autonomía, que dificultan más aún alcanzar los requerimientos nutricionales y mantener el peso corporal. La EA afecta el estado nutricional, especialmente en los pacientes institucionalizados, y de forma más grave si requieren asistencia en la alimentación. Estos factores de riesgo nutricional deberían evitarse en los centros de atención al paciente de Alzheimer con personal suficiente, especialmente seleccionado y cualificado. Hablaremos ahora de dos factores de riesgo fundamentales en la EA, la pérdida de peso y los trastornos de la conducta alimentaria, y más adelante de la disfagia y la dependencia.
Pérdida de peso
La pérdida de peso en los pacientes con EA puede presentarse de forma progresiva a lo largo de los años, o de una manera más brusca con pérdidas significativas en los últimos 6 meses, constituyendo esta última un factor de riesgo más importante. Se han descrito algunas variables, obtenidas con escalas de valoración nutricional, que son predictores significativos de pérdida de peso, y a las que debemos prestar especial atención:
Otros signos que nos deben hacer vigilar posibles pérdidas de peso por dificultar la ingesta son:
Trastornos de la conducta alimentaria
En el paciente con EA van apareciendo progresivamente numerosas alteraciones de la conducta alimentaria, que junto con los déficits funcionales dificultan enormemente la alimentación. La negativa a comer puede producirse durante estados depresivos o de agitación. El trastorno apráxico provocará que el paciente no sepa qué hacer con los cubiertos o con los alimentos, y después tampoco los reconocerá (agnosia). La pérdida de memoria, la confusión, la incapacidad, enfrentan al paciente a una actividad, la comida, que ha perdido todo el sentido y el interés, y se ha convertido en una actividad no deseada, ante la que se muestra incómodo e irritable. La malnutrición, además de ser consecuencia, se convierte en causa de empeoramiento cognitivo.