Diversos estudios han demostrado que el estudio del lenguaje en pacientes con EdA muestra características específicas años antes del diagnóstico confirmatorio (Deramecourt et al., 2010; Mesulam, et al., 2008), lo que lo hace especialmente útil para la detección del deterioro cognitivo ligero (Garrard, Maloney, Hodges y Patterson, 2005); el meta-análisis realizado por Bäckman, Jones, Berger, Laukka y Small (2005) concluye que el deterioro del lenguaje muestra un tamaño de efecto significativo de deterioro cognitivo en pacientes preclínicos con EdA, años antes del establecimiento del diagnóstico clínico Se ha estudiado también profusamente la prosodia del habla espontánea en pacientes con EdA (Kemper, Thompson y Marquis, 2001; Kertesz y Muñoz, 2003; Schwartz, Federmeier, Van Petten, Salmon y Kutas, 2003; Forbes-McKay y Venneri, 2005), dada su facilidad de evaluación y el mínimo malestar que produce en el paciente (Hoffmann et al., 2010).
La mayoría de estos estudios se han centrado en la prosodia emocional comprensiva. Éstos han puesto de manifiesto que los sujetos con EdA muestran alteraciones en la prosodia emocional comprensiva (Cadieux y Greve, 1997; Roberts, Ingram, Lamar y Green, 1996), déficits que son anteriores y más evidentes que los que se producen en otras capacidades lingüísticas (Taler, Baum, Chertkow y Saumier, 2008), y se hacen tanto más severos conforme avanza la demencia (Testa, Beatty, Gleason,orbello y ross,2001). Otros estudios, por el contrario, no informan haber encontrado relación entre EdA y reconocimiento de prosodia emocional, como es el caso del trabajo de Drapeau et al. (2009).
Es preciso señalar que las dificultades para reconocer la prosodia emocional están también, aunque en menor medida, presentes en ancianos sin patología neurodegenerativa, en los que los procesos de identificación emocional, especialmente vocal, se ven afectados por la edad (ruffman, Henry, Livingstone y Phillips, 2008).
En este estudio se valoran los patrones prosódicos diferenciales entre un grupo de pacientes con EdA y un grupo de control. La importancia del estudio de la prosodia estriba en que ésta influye decisivamente en el sistema de comunicación. En el habla no solo percibimos la melodía, los cambios en la altura tonal, producida por las variaciones en la frecuencia de abertura y cierre de las cuerdas vocales, sino también el resultado de los cambios de ritmo, velocidad, entonación, pausas, intensidad y otros cambios espectrales, que se manifiestan mediante incrementos en la intensidad de las vocales y sus picos sonoros, que son percibidos por el oyente como variaciones melódicas, e interpretados subjetivamente como señales de carácter paralingüístico, esenciales para la comprensión e interpretación del enunciado (Velázquez, 2008), así como para señalar el estado afectivo y motivacional del hablante (Patel, 2006).
Las tareas con las que se ha valorado la prosodia son variadas; en ellas se ha utilizado desde el lenguaje espontáneo estudiando los parámetros acústicos dependientes de la F0, la intensidad y duración de las pausas, hasta otros estudios en que se han valorado las características prosódicas del habla por un grupo de jueces. Todos los estudios que han realizado análisis acústicos prosódicos se han visto limitados por lo costoso que es la transcripción prosódica dentro de las curvas melódicas, empleado sonogramas y espectrogramas.
En este trabajo proponemos como alternativa el uso de la transcripción automática prosódica. Este procedimiento acelera el tedioso trabajo que precisan los métodos manuales en textos de larga duración, a la vez que evitan las variaciones en los resultados obtenidos por distintos jueces, lográndose tasas de entre el 85 y el 95% de estilizaciones correctas del núcleo vocálico (Degand y Simon, 2008).
Para descargar el estudio completo y sus conclusiones: Descargar.
Reportaje. Detectar Alzheimer a través de la voz