Miércoles, 29 Agosto 2018 10:31

Complicaciones más Frecuentes en las Demencias. Enfermedades relacionadas

Escrito por Formación Alzheimer
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Vamos a pasar a continuación a describir las principales complicaciones de los pacientes que padecen alguna demencia:

ACCIDENTES/CAÍDAS/FRACTURAS: Los riesgos de accidentes sean domésticos o no, son importantes. Deben tomarse cuantas precauciones se puedan en cuanto al manejo de gas, aparatos eléctricos, mecheros, productos químicos, etc.; por los riesgos de siniestros. Evitar las salidas a la calle solo, asegurar el control de puertas para evitar fugas. Las caídas son frecuentes en los dementes por las alteraciones que aparecen en la marcha-deambulación, equilibrio y por la tendencia al vagabundeo. Se ven acentuadas por la toma de fármacos especialmente los que desarrollan efectos extrapiramidales.

Además, se unen otros riesgo intrínsecos de caídas que presentan los mayores como déficits de los órganos de los sentidos (vista y oído), problemas osteomusculares, etc. La incidencia de caídas en los dementes viene a ser del 40-50 %, de las que un 25% acaban con fracturas, especialmente de fémur. Al mismo tiempo, sabemos que el 50% de los que sufren una caída, vuelven a caerse en el curso del mismo año. El hecho en sí de padecer una demencia, constituye un factor de riesgo de caídas, hasta el punto de que éstas, forman parte de los síntomas clínicos necesarios y definitorios, para el diagnóstico de algún tipo de demencia, como ocurre con la Demencia por Cuerpos Difusos de Lewy. Los mayores riesgos de caídas ocurren en el hogar, sobre todo en el baño. Para evitarlas se debe eliminar cuantas barreras sean posibles (cables, muebles, alfombras...). Las caídas, bien por su riesgo de fracturas, como por el desarrollo del síndrome postcaída, complicarán aún más el manejo posterior del demente, conduciendo en ocasiones a un Síndrome de Inmovilidad.

 

MALNUTRICIÓN: La demencia en sí, constituye un factor de riesgo de Malnutrición Proteico- Calórica. Los dementes en general presentan menos peso que las personas mayores no dementes. El proceso de la alimentación se ve influenciado por varios factores, como son la indiferencia por la ingesta, otras veces ocurre un verdadero rechazo a la misma por trastorno del comportamiento alimentario, trastornos de conducta en general, disfunciones de los órganos de los sentidos (vista, olfato y gusto), la interferencia de fármacos, las apraxias deglutorias y disfagia orofaríngea, etc. Además los dementes presentan un estado de hipercatabolismo proteicocalórico, en función del alto grado de estrés al que están sometidos, erratismo, contracciones musculares involuntarias (mioclonías, etc.), que hace que puedan presentar requerimientos adicionales calóricos, que algunos autores cifran entre las 600 y 1.600 Kilocalorías/día.

En las últimas fases, es frecuente que en el propio acto de la ingesta sufra aspiraciones broncopulmonares, llegando a verdaderos dilemas en cuanto al uso o no de sistemas alternativos como sondas, que no parecen mejorar la supervivencia y por el contrario generan un disconfort e instrumentalización cuestionable. La hidratación debe cuidarse pues rechazan sistemáticamente la ingesta hídrica; se le suministrarán líquidos de su agrado e incluso en forma de gelatinas que aporta abundante líquido y evitan aspiraciones. Los requerimientos diarios de líquidos deben ser entre 1,5-2 litros/día. Los alimentos y líquidos, se darán a temperatura agradable, en personas poco sensibles a los cambios de temperatura. ¡Comprobar la temperatura! La alimentación debe ser variada, con abundantes vegetales-fibra para evitar el estreñimiento. Los horarios de comida deben ser regulares. El control de peso y otras medidas de observación indirecta (talla de ropa) deben efectuarse de forma periódica. Al mismo tiempo, la valoración nutricional debe formar parte de los exámenes periódicos que se lleven a cabo en estos pacientes, a fin de evitar la malnutrición proteico-calórica y otro déficits nutricionales.

INCONTINENCIA: La incontinencia es un problema frecuente en los dementes hasta llegar a cifras de un 50% para la incontinencia urinaria y de un 35% para la incontinencia fecal. Provoca grandes cargas de trabajo, y es otro factor de predicción para la institucionalización. Ante toda incontinencia es preceptivo descartar enfermedades o factores predisponentes como prostatismo, infección del tracto urinario, toma de diuréticos, etc. Una vez descartadas o corregidas las anteriores, si persiste la incontinencia, se tomarán las siguientes recomendaciones:

  • Evitar la ingesta líquida nocturna.
  • Señalizar el baño y si es preciso adaptar técnicamente, para que se familiarice con él.
  • Si corre riesgos nocturnos, recurrir a cuña u orinal.
  • Establecer un control miccional a intervalos de tiempo e incluir en programa de reeducación esfinteriana. Estos sistemas no se aplican en los centros de forma sistemática como sería deseable. En fases iniciales suele dar buen resultado y aumentan la calidad de vida del usuario, así como su autoestima y dignidad.
  • Uso del absorbente adecuado con arreglo a la cuantía, tamaño. Normalmente se abusa del consumo y se inicia precozmente y durante franjas horarias en las que no sería necesario.
  • Actualmente el sondaje tan sólo se utiliza ante incontinencias completas y con riesgos añadidos (obstrucción urinaria o escaras). Contemplar los riesgos añadidos del sondaje (irritativos, higiénicos, manipulaciones, infección, etc.)

ÚLCERAS POR PRESIÓN: Aparecen como consecuencia de la concomitancia de factores favorecedores (incontinencia, falta de higiene, inmovilidad o encamamiento con puntos de apoyo-presión continuados, etc.). La falta de movilidad y de cambios posturales constituyen los principales factores de riesgo para su aparición. Provocan efectos devastadores en los dementes y consume gran cantidad de recursos asistenciales. La lucha contra ellas, radica en la prevención mediante: movilización, cambios posturales, higiene exhaustiva, control de la micción/ defecación

 

ENFERMEDADES ASOCIADAS

En el demente, puede asociarse cualquier tipo de enfermedad, que hará un manejo más complicado tanto de la enfermedad añadida, como de la demencia de base. Existen una serie de enfermedades que aparecen sobremanera en éstos, nos referimos a las infecciones y alteraciones de las que es de destacar el estreñimiento.

INFECCIÓN RESPIRATORIA: En algunos casos aparecen en un demente que previamente padecía una obstrucción crónica al flujo aéreo u otra afección respiratoria; otras veces, no existían antecedentes de patología respiratoria previa. En cualquiera de los casos, hemos de tener presente que nos encontramos ante personas con mermas neurológicas que se traducen en una mala coordinación del reflejo de la tos y expulsión de secreciones así como con gran riesgo de broncoaspiraciones por la disfagia orofaríngea y apraxias deglutorias. Hemos estar especialmente atentos y sospechar estos cuadros por la incapacidad de expresión de los mismos por el demente así como por su presentación atípica. La lentitud en el diagnóstico hace que a veces llegue el cuadro ya sobrepasado en forma de bronconeumonía.

INFECCIÓN DEL TRACTO URINARIO: La hiperplasia prostática en el varón y las anomalías estructurales y urodinámicas en ambos sexos, unido a la incontinencia urinaria, rascado involuntario con arrastre de gérmenes y la falta de higiene, constituye uno de los factores de predisposición hacia la infección urinaria.

INFECCIONES BUCODENTALES: La caries y la enfermedad periodontal previa, unidas a la presencia de restos radiculares, agravadas por una higiene bucodental deficiente, hacen mella en los dementes. En estadios iniciales de la demencia, se deben realizar cuantas extracciones se presuman que van a ser necesarias; pues en fases avanzadas resulta complicado debiendo a veces recurrir a anestesia general con los riesgos que conlleva. Las infecciones en cualquiera de sus variantes, no cursan por lo general en el anciano con picos febriles tan manifiestos como en los adultos. Debemos tener presente la hipotermia del anciano, pues a veces no se concede importancia a cuadros con febrícula que traducen una infección franca. En no pocos casos, las infecciones se manifiestan de forma atípica, con escasa o nula fiebre, apatía, decaimiento y mayor deterioro cognitivo ó bien con un cuadro o Síndrome Confusional Agudo sobre la demencia de base que padece. Todo ello nos debe poner en alerta, ante cualquier demente, que empeore de forma brusca y sin causa explicable, buscando infecciones en cualquiera de los focos comentados.

ALTERACIONES GASTROINTESTINALES:

ESTREÑIMIENTO El estreñimiento es frecuente en los dementes y en ocasiones suele pasar desapercibido. La toma de ciertos fármacos como los neurolépticos, favorece aún más la tendencia al estreñimiento. La persistencia de estos cuadros origina fecalomas de dificultosa extracción. Debido a la falta de percepción del estreñimiento por parte de los dementes, es recomendable que los cuidadores lleven una hoja de registro o control del ritmo intestinal. Debe lucharse contra la inmovilidad que constituye uno de los principales factores de riesgo del estreñimiento, llevar una dieta rica en frutas, verduras y fibra. Usar laxantes según el cuadro y por último recurrir al uso de enemas bajo prescripción

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